La República Federal de Somalia es un país situado al Este del continente africano, en el Cuerno de África, lindante con el Océano Índico. Supone una de las economías más empobrecidas del mundo, como ejemplifica su PIB per cápita de 2020 que fue de 271€. Es considerado por el ranking Doing Bussines como el peor país para emprender. Además, su climatología semidesértica es muy desfavorable para sus prácticas agrícolas lo que repercute severamente en una acentuación de la hambruna, sumado a sus constantes situaciones de guerra y ataques terroristas. Su esperanza de vida es realmente escandalosa siendo en 2019 de 57,4 años, con una elevada mortalidad infantil, puro reflejo del malestar y las adversidades a las que su población debe enfrentarse cada día. Esta situación de pobreza extrema lo convierte en una auténtica crisis no económica ni social, sino una crisis humanitaria. Pero realmente; ¿a qué se debe toda esta situación?  


     

    Si tomamos como punto de partida el año 1869, tras la inauguración del Canal de Suez, la parte oriental de África aumento su atractivo hacia potencias europeas en pleno colonialismo. El territorio que posteriormente se convertiría en Somalia fue disputado en varias ocasiones preponderando el dominio italiano sobre él. En 1960 se desarrolló la República de Somalia por las colonias italiana y británica. Fue en el año 1969, tras haberse desvinculado ya entonces en 1967 de Inglaterra, cuando comenzó el mandato dictatorial de Muhammad Siad Barre. Su etapa al mando se caracterizó por enfrentamientos continuos con Etiopia (Guerra del Ogadén), la enorme sequía de 1978/1979, grave crisis económica y sucesivas Guerras Civiles, que prosiguieron posteriormente de su derrocamiento en 1991.  


Tras su caída, Somalia se dividió en pequeños territorios enfrentados entre ellos. Hubo una serie de intentos por buscar un gobierno estable promovido por fuerzas internacionales, pero ninguno llego a desarrollarse en plenitud. Este conflicto militar continua hasta hoy, alternándose en el poder distintas fuerzas, entre ellas grupos islamistas. Todo esto comprende un enorme impedimento al país para lograr una solución ya que al estar al mando un grupo terrorista la ayuda internacional se enfrenta a una enorme serie de impedimentos. No obstante, se considera que la mayoría de la población subsiste gracias a este tipo de donaciones. 

                      

    Desde hace una década se sostienen en el poder el grupo terrorista aliado de al Qaeda, Al Shabab. Frecuentemente en el país suceden atentados letales como medio de lucha por la legitimación del poder. A pesar de la intervención de Estados Unidos, este grupo posee una enorme capacidad de reacción.



    A día de hoy Al-Shabab sigue adjudicándose zonas claves del país, la última de ellas la ciudad de Balad próxima a la capital. Con respecto al gobierno también se encuentran en un conflicto interno a la espera de la renovación de su parlamento. En pleno siglo XXI no existe una solución clara y efectiva para este país incapaz de ser garante de servicios vitales, carente de derechos a sus ciudadanos y asaltado continuamente por ataques de enorme magnitud. Es visto por el resto de países como "crónicamente inestable, sin gobierno y amenazado por militantes islamistas, piratas y la hambruna", definido así en la Conferencia sobre Somalia de la ONU en mayo de 2017