Como plasma el historiador José Álvarez Junco en su vídeo sobre el origen del nacionalismo catalán, la identidad catalana en sí misma se comenzó a engendrar por la Alta Edad Media, cuando rechazaron el dominio musulmán predominante en la Península. pero este concepto se aleja bastante de la idea actual del nacionalista catalán, más habitual y coloquialmente conocido como el “independentista catalán”. Por lo tanto, nos planteamos la siguiente cuestión, ¿Dónde sitúan entonces los partidarios de esta idea los fundamentos de su nacionalismo? 




En primer lugar, la identidad catalana comenzó a tomar distancias con la España de las dos Castillas tras la implantación de los Decretos de Nueva Planta dando lugar a un sistema de mayor homogeneidad institucional en todo el país tras el final de la Guerra de Sucesión. No obstante, el catalanismo, como una mayor fuerza ideológica y política, parte de distintos factores. 


Nos encontramos ante el contexto de los gobiernos de la Restauración que apostarían por la aplicación de leyes, impuestos y servicios militares comunes para toda España. Cataluña por aquel entonces se encontraba en el auge de su sector industrial y de la innovadora y destacada nueva clase social, su burguesía industrial. Esta difería por completo del panorama español, más arraigado al pasado con el predominio de su sociedad agraria y tradicional.  


Paralelamente se produjo el resurgimiento del afán por la cultura y la lengua catalanas en lo que se denominó la Renaixença, que fue un auténtico movimiento renacentista, cultural y literario. Se manifestó en la difusión y creación de obras literarias escritas en catalán. A su vez, un hecho muy determinante fue la celebración de los Juegos Florales, certámenes de poesía que expandieron el movimiento artístico catalán.  



Posteriormente, este movimiento artístico derivaría en un auténtico movimiento político que reivindicaban el autogobierno de la nación catalana. Su burguesía industrial fue la principal promotora ya que se beneficiaban enormemente pudiendo así evitar los pagos por las políticas tributarias que España impuso, ofreciendo la posibilidad de aplicar políticas proteccionistas en su territorio. 


  Sin embargo, no era un movimiento uniforme, dividiéndose en distintas corrientes. Valentí Almirall, partidario del modelo republicano federal, fundó en 1882 el Centre Catalá; en 1891 se fundó la Unió Catalanista, más conservadores. Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó crearon la Liga Regionalista en 1901, de visión regeneracionista y crítica con España. Este último fue la fuerza hegemónica en Cataluña hasta 1923 debido al apoyo que recibió de los burgueses industriales y las clases más conservadoras urbanas y rurales 

    




Posteriormente, este asunto ha sido objeto de controversia a lo largo de todo el siglo XX, con mayor incidencia aún en el siglo XXI. En la actualidad se busca el consenso mediante negociaciones con el gobierno central, aunque no podemos negar que existe cierta incertidumbre sobre como evolucionara todo este proceso en un futuro más que próximo.